Mi cámara ya no sirve.

Mmm las cosas tristes nunca me entran a la primera. Ayer fui arrastrada por una ola de pensamiento mágico que se paseaba en el Parque España y me hizo creer que al día siguiente todo estaría bien. Hace tiempo que ya no me estiro en las mañanas pero casi todo lo demás salió como esperaba. El cierre de revista comenzó espantoso como aseguró desde el principio. Fue demasiada la miel y poco el cottage que eché sobre mi fruta. No terminé el plátano que tomé por si acaso. Fue imposible escribir la entrada que originalmente había pensado. Logré escapar seis en punto. Caminé un poco, nunca se soltó la llovia. Agregué un cóctel a mi lista de conocidos. Y regresé a casa para el inicio del juego que al final ni vi completo.

La kodak estaba donde ayer. Schez en línea, el fin se muda a Metepec. Nos vemos el viernes para festejar. Dice que bebo como colegiala, muy cerca está de la verdad. Ja. Preguntó '¿cómo estás?' y entonces recordé que mal. Mi cámara ya no graba, corta y se pone en

p r o c e s s i n g

despliega todas las opciones del menú en dos segundos, se porta mal, no me hace caso. Mmm, no era así como pasaba ayer que imaginé como sería. En mi cabeza la encendí y todo volvía a estar genial. Chingado, creo que no habrá solución.

¡Recién pasó algo que me sacó de la aflicción! Un mosco zumbando en mi oído, sin ver estiré el brazo, abrí la mano y lo atrapé. Acabo de verlo desecho a mitad de mi palma. ¡No lo creo! Hoy no me lavo los dientes.

(Y sí, cambié el final de la entrada porque así iba ¬¬ pero el incompetente de blogger se alocó a las 12 a eme en punto y me mandó a la cama).